domingo, 16 de diciembre de 2018

Ceremonial, protocolo, etiqueta y cortesía



PROTOCOLO: Regla ceremonial diplomática establecida por decreto o por costumbre.

ETIQUETA: Ceremonial de los estilos, usos y costumbres que se deben observar en las casas reales y actos públicos.

CORTESÍA: Está relacionada con la diplomacia. Es la demostración o acto para manifestar la atención y el respeto ante las personas. La cortesía es la base del ceremonial.

La diferencia entre las tres primeras definiciones la podemos observar en que el ceremonial es un término general que abarca tanto a lo público como a lo solemne. El ceremonial crea la atmósfera para las relaciones. La etiqueta se refiere a estilos, costumbres de públicos solemnes y el protocolo se relaciona con lo diplomático y codifica las reglas que prevalecen en el ceremonial.

El ceremonial nunca ha perdido su valor. Es un ordenador de la vida social de las comunidades.

La teoría del ceremonial se prolonga a la vida moderna como parte valiosa de las Relaciones Públicas.

Se ocupa de facilitar la comunicación en un ámbito propicio para que funcionarios públicos, empresarios, ejecutivos logren una tarea y tengan acceso a la parte humana de las personas entre quienes tengan interés de acercarse.

La vida de relaciones en la comunidad internacional y la creación de organizaciones hacen necesario el uso práctico de las normas de etiqueta, ya que en las reuniones sino se emplea exactamente el ceremonial, el orden de precedencia harían imposible el desenvolvimiento de las deliberaciones.

El término Protocolo, procede del griego “protos” que significa primero; esto nos da pie a pensar que el largo alcance de la palabra (tiene otras muchas acepciones) no es ni más ni menos que situar primero a quienes deben estar primeros, dar a cada uno lo suyo, lo que se merezca, con arreglo a su categoría.

Protocolo son las normas establecidas por leyes, reales decretos, órdenes ministeriales, porque la misión del protocolo es establecer unas normas a la hora de situar y ordenar tanto a las cosas como a las personas. Establece mediante una ley o un real decreto lo que se debe hacer y cómo situar a unos determinados cargos; por ello no me vale el concepto que del protocolo se tiene y que parece ser un cajón de sastre; a cualquier cosa decimos, “no es protocolario”, “este señor no cumplió el protocolo (porque se rascó la nariz o porque no iba adecuadamente vestido). Protocolo son normas oficiales y sirven exclusivamente para ubicar con unas determinadas precedencias a las autoridades de un Estado, de una comunidad autónoma o de un municipio.

Ejemplos de orden de precedencias de autoridades en los actos en la Villa de Madrid, condición de Capital del Estado y sede de las Instituciones Generales:

1- Rey, Felipe VI
2- Reina consorte, doña Letizia Ortiz
3- Princesa de Asturias, doña Leonor de Borbón
4- Infanta, doña Sofía de Borbón
5- Rey Emérito
6- Reina Emérita
7- Infantes de España
8- Presidente del Gobierno 
9- Presidente del Congreso de los Diputados
10- Presidente del Senado 
11- Presidente del Tribunal Constitucional
12- Presidente del Consejo General del Poder Judicial 
13- Vicepresidentes del Gobierno, según su orden
14- Ministros del Gobierno, según su orden 
15- Decano del cuerpo diplomático y embajadores extranjeros acreditados en España
16- Expresidentes del Gobierno 
17- Presidentes de los consejos de gobierno de las comunidades autónomas, según su orden
18- Jefe de la oposición 
19- Alcalde de Madrid 
20- Jefe de la casa de Su Majestad el Rey 
21- Presidente del Consejo de Estado 
22- Presidente del Tribunal de Cuentas 
23- Fiscal general del Estado 
24- Defensor del Pueblo
25- Presiente del Consejo Económico y Social
26- Secretarios de Estado, según su orden, y Jefe de Estado Mayor de la Defensa y Jefes de Estado Mayor de los Ejércitos de Tierra, Mar y Aire
27- Vicepresidentes de las Mesas del Congreso de los Diputados y Senado, según su orden
28- Delegado del Gobierno en la Comunidad Autónoma de Madrid
29- General Jefe del Mando Aéreo General, con sede en Madrid
30- Secretario general de la Casa de Su Majestad el Rey y Jefe del Cuarto Militar de la Casa de Su Majestad el Rey
31- Subsecretarios y asimilados, según su orden
32- Secretarios de las Mesas del Congreso de los Diputados 
y del Senado, según su orden
33- Presidente de la Asamblea Legislativa de la Comunidad de 
Madrid
34- Encargados de Negocios Extranjeros acreditados en España
35- Presidente del Instituto de España
36- Directores generales y asimilados, según su orden
37- Consejeros de Gobierno de la Comunidad Autónoma de 
Madrid
38- Miembros de la Mesa de la Asamblea Legislativa de la 
Comunidad Autónoma de Madrid
39- Presidente y Fiscal del Tribunal Superior de Justicia de la 
Comunidad Autónoma de Madrid
40- Diputados y Senadores por Madrid
41- Rectores de las Universidades con sede en Madrid, según 
la antigüedad de la Universidad
42- Delegado de la Defensa en Madrid
43- Tenientes de Alcalde del Ayuntamiento de Madrid

La lista de orden de precedencia es extensa y debe ser considerada por el profesional experto en protocolo y ceremonial.

El otro término que va unido al Protocolo es el Ceremonial, cuyo significado nos viene a decir que son el conjunto de formalidades para la celebración de un determinado acto o una determinada solemnidad. En muchas organizaciones oficiales también es el libro que contiene el ceremonial que se debe observar en cada una de las solemnidades, de la Iglesia, de una corporación, etc. Por tanto la Ceremonia o el Ceremonial es la parte que se ocupa de revestir un determinado acto con mayor o menor solemnidad, de cómo vamos a decorar el recinto donde se va a celebrar la entrega de unos premios, si lo vamos a revestir con tapices, si vamos a poner decoración floral, dónde vamos a situar los micrófonos si vamos a poner una mesa presidencial o el acto va a ser de pie, si vamos colocar circuito cerrado de televisión, si vamos a colocar banderas etc, etc…, es decir, cómo vamos a decorar todo para que la premisa de orden y limpieza equivalga a elegancia, en el recinto. 

El Protocolo, definitivamente, es Norma; la Ceremonia es Forma. Si unimos Norma y Forma, lo que nos están ofreciendo es una clara comunicación visual del acto.

Y por último, el otro término que decía al principio de este artículo, la Etiqueta, es decir qué vestimenta se debe observar en los distintos actos a los que somos invitados, bien sean actos públicos o privados, y cumpliendo siempre con la que nos marquen nuestros anfitriones o la autoridad que nos invita. Si nos marcan vestir de chaqué, no podemos presentarnos ni con traje ni mucho menos con pantalones vaqueros y americana. También la Etiqueta marca la ceremonia en el trato. 

Pues bien, visto todo lo anterior, es claro que el Protocolo no son normas de educación, de comportamiento, de cortesía, galantería, urbanidad, buena educación etc. etc…, el Protocolo es la norma y regla. Todo lo demás, no me atrevería yo a denominarlo pero no son más que buenos modales, buen comportamiento en sociedad, buena educación.

Existen para establecer esta distinción entre Protocolo y normas de comportamiento algo que muchos utilizamos: “saber ser” y “saber estar”. ¿Qué quiero decir?. Que una persona no es solo cultura, formación, educación o amabilidad. Una persona es un conjunto de todos esos elementos, que combinados hacen posible que una persona sea completa. Cuántas veces nos hemos topado con excelentes profesionales en lo suyo, pero carentes de toda educación, o al revés.


Creo, por tanto, que no debemos confundir Protocolo con los comportamientos humanos, porque después nos encontramos con la desagradable sorpresa de ver en los medios de comunicación personas o personajillos que se las dan de expertos en protocolo y que no hablan más que de chismorreos sociales.

sábado, 15 de diciembre de 2018

Formas de vestirnos




¿Tienes una boda, cóctel o bautizo? Toma nota de las normas de etiqueta que Melvin ha recopilado para ti, ¡un aliado a la hora de elegir!
 ¿Cuál es la vestimenta apropiada para cada evento social? ¿Qué pautas marca el protocolo de etiqueta? Ariel te lo cuenta en este artículo rápidamente y con claridad. Para empezar, hay que saber que el vestuario de las damas viene marcado por la etiqueta de los caballeros y que si bien lo normal es que se indique en la invitación formal, no necesariamente pasa siempre. Si tienes dudas pregunta a los organizadores del evento.
Con este cuadro puedes hacerte una idea a grandes rasgos del Dress code formal y las equivalencias entre etiqueta masculina y femenina, para ir siempre acordes entre vosotros y con la ocasión:
Momento del díaDamasCaballeros
Media etiqueta o actos que no requieran etiquetaVestido corto, traje de chaqueta o vestido de cóctel informalTraje oscuro (nunca negro)
Etiqueta de Mañana/TardeVestido de cóctel o 2 piezas (El largo debe ser a la rodilla, o dos dedos por encima o dos dedos por debajo, ni más ni menos)Chaqué (Se usa hasta la caída del sol y admite pequeñas condecoraciones. Hay que saber que el chaleco siempre ha de ser gris o negro)
Etiqueta de Tarde/nocheVestido largo (No toca el suelo y deja que se vean los zapatos)Esmoquin (con pajarita negra o blanca, no puede vestirse en actos)
Etiqueta de NocheVestido largo Gran Gala (No deja que se vean los zapatos)Frac (Máxima etiqueta, admite llevar condecoraciones)

Siempre de estreno, con Ariel

Ahora con Ariel la sensación de estrenar ropa todos los días es posible en solo un lavado, ¡con Ariel 3en1! Estas cápsulas no sólo limpian tus prendas, sino que van más allá y las rejuvenecen con resultados espectaculares:
  • Ropa sin manchas
  • Colores intensos
  • Blanco brillante
Así, tu ropa siempre estará como nueva, y en cada evento todos pensarán que siempre vas de estreno, ¿es que acaso existe una sensación mejor?

Tengo una cena…

Un aspecto elegante dice mucho de ti, vayas donde vayas. Si es con amigas o parejas, elige colores que no sean ni muy brillantes, ni aburridos, y nada demasiado ajustado o muy suelto. Tanto si es en una casa como si salís fuera acertarás con unas plataformas estilosas y un conjunto de pantalón liso y top con lentejuelas, encajes o estampado. Un vestido corto, pero no demasiado, con un clutch y un zapato bonito también es una buena opción. Si la cena es de trabajo, el clásico vestido negro, sencillo, con un zapato o una bota del mismo color, medias y una chaqueta o chal es tu mejor baza. Ahora que se llevan las joyas grandes, en cualquiera de estos casos puedes apostar por un brazalete o una gargantilla llamativa e interesante.
Ellos: correctos, con una camisa y un pantalón chino, o de pinzas, incluso un vaquero. Y si es necesario, americana.

Tengo un bautizo

Un bautizo es un evento semi-formal, de día o de tarde, por lo que hay que ir elegante, pero sin excesos porque no es un acto de etiqueta. Evita los vestidos largos, los complementos notorios y los colores oscuros o muy saturados. Los preferidos son los tonos pastel en todas sus variantes, los trajes de chaqueta sencillos, el zapato bajo, y los peinados discretos. Las pamelas o tocados tampoco son apropiados.
Ellos: Si va de traje, perfecto, pero también irá ideal con una americana, una camisa y un pantalón de pinzas.

Tengo una comunión

Las comuniones son actos más austeros que las bodas, pero se suele pedir media etiqueta y es lo correcto. El vestido de cóctel es el apropiado para estos casos, recurre a colores y diseños vivos y atrevidos. Como complementos, una bonita pamela para combatir el sol y un clutch, a juego con los zapatos. Estos últimos han de ser de tacón medio-alto.
Ellos: De traje o con americana y corbata. Evitad los trajes de colores claros y los demasiado oscuros o de tejidos gruesos.

Tengo una boda

Si es de mañana, la etiqueta sugiere un traje corto o de cóctel, pero nunca largo. El vestido corto, indicado exclusivamente para la mañana, se considera de “media etiqueta” y es el equivalente femenino al traje de chaqueta. Su largo debe ser el de la rodilla o un poco por encima, pero nunca mini, para no fallar lo mejor es elegir un corte clásico y elegante. Acompáñalo de unos zapatos de media altura o de tacón alto y de un bolso a juego. También puedes lucir un tocado o una pamela.
Si es de tarde, por protocolo jamás deberíamos llevar un vestido o traje corto. La prenda por excelencia es el vestido largo, los zapatos serán altos y de tacón fino, el bolso siempre de mano. Las joyas pocas y de gran calidad. Los peinados más elaborados son para estos actos. Si no es una ceremonia pero es un acto conmemorativo, o una fiesta, aplican más o menos las mismas normas. Solo tienes que saber a qué hora será el evento y qué etiqueta se exige.
Algunas normas de protocolo ceremonial:
  • Si el novio lleva chaqué, el padrino y los testigos están obligados a llevarlo. Si por el contrario, el novio no lleva chaqué, ninguno de los invitados puede hacerlo. Siendo así, se optará por un traje oscuro para todos los casos.
  • Si la boda es civil, está prohibida la mantilla y la madrina deberá utilizar tocado. Solo ella y las testigos pueden llevar traje largo y tocado.
  • El tocado solo se viste con traje de chaqueta o vestido de cóctel, y siempre se luce en el lado derecho.
  • Nunca debemos usar pamela o sombrero por la tarde, además, una vez te pongas un tocado o pamela está prohibido, por protocolo, quitarse estos complementos hasta la vuelta a casa.
  • Los guantes se pueden llevar a cualquier hora del día y su largo dependerá de ello, por la mañana serán cortos, por la tarde a medio brazo y por la noche, los más largos.

Cómo comportarse en un ascensor


¿Por qué en los ascensores nos comportamos de forma extraña? Es una pregunta que pocas veces nos hacemos, quizá porque simplemente no somos conscientes de ello. Pero es algo que ocurre con frecuencia y tiene que ver con la peculiar circunstancia que se produce en el momento de permanecer encerrados en el elevador, aunque sea durante un periodo de tiempo forzosamente corto. En Astarlifts hemos estudiado por qué ocurre.
Por lo general, nuestro comportamiento en el ascensor responde a nuestro modo de ser, pero también exhibe pautas peculiares. Por lo general, la respuesta humana en dicha situación responde a lo incómodos que podamos sentirnos en general y con el contexto al que nos enfrentemos. Porque no es lo mismo el ascensor de nuestra casa que otro repleto de personas en un lugar desconocido.

Evitar el contacto físico
Hay un par de elementos que se repiten como pauta del ocupante del ascensor. La primera, la rotación en el movimiento en función del número de personas que van entrando, básicamente, relacionada con la preferencia de evitar el contacto físico con el vecino. Y la segunda, la distancia posible entre los ocupantes del elevador. La protección de la propia intimidad se convierte aquí en factor clave.
Según algunos estudiosos de la cuestión, la figura geométrica que nos ayudaría a entender la pauta de comportamiento de las personas dentro de un ascensor sería la del dado. Esto quiere decir que nos ubicamos dentro de un elevador de un modo similar a como se alinean los puntos en cada cara del dado, del uno al seis. Todo ello en función de un objetivo: evitar cualquier incomodidad.
Pautas predecibles
Porque, como si se tratara de una danza predeterminada, los seres humanos respondemos a un comportamiento predecible, más de lo que podríamos pensar a priori, cuando se abre la puerta del elevador y nos vemos obligados a compartir el espacio siempre limitado de la cabina. De modo instintivo ocupamos un espacio y rotamos para hacer sitio. La ley del dado, como hemos explicado.
De modo que si somos dos, es normal ocupar las esquinas del habitáculo, porque esta ubicación garantiza la mayor distancia posible. Rotaremos para seguir la misma norma cuando son tres o cuatro los ocupantes, y así sucesivamente. Visto con perspectiva, se trata precisamente de eso, de un baile probablemente inconsciente, que nos incomoda a medida que crece el número de ocupantes.

Mejor callados
A partir de ahí se impone otra pauta: el silencio. Puede hacerse largo, aunque tampoco podemos obviar que el desplazamiento en ascensor es forzosamente corto, unos segundos por lo general. Nuestra locuacidad general se ve interrumpida en ese instante, incluso si vamos acompañados y estamos inmersos en una divertida charla. La norma es hacer una pausa verbal durante el trayecto.
Y dado que no podemos movernos y hemos renunciado a la conversación, ¿qué hacemos? Las alternativas no son demasiadas y las respuestas ante este panorama no dejan de resultar cómicas. Se nos ocurren tres alternativas: miramos al suelo; contemplamos las señales luminosas que nos indican en qué planta nos encontramos y, !oh, novedad!, miramos el teléfono móvil sin objetivo concreto.
La torpeza como pauta
Por norma, dentro de un ascensor nos movemos con torpeza. Así lo señala la profesora Babette Renneberg, psicóloga de la Universidad Libre de Berlín. “Por lo general, cuando nos encontramos con otras personas, mantenemos una distancia de aproximadamente un brazo entre nosotros. Y eso no es posible en la mayoría de los ascensores, por lo que es un entorno muy inusual”, explica la experta alemana.
Y esto ocurre porque en un espacio tan pequeño y cerrado se vuelve vital actuar de una manera que no pueda interpretarse como amenazadora, extraña o de ninguna manera ambigua. La forma más fácil de hacerlo es evitar el contacto visual y, por supuesto, eludir las conversaciones innecesarias. Todo esto nos lleva, pues, a la misma conducta: contención y mal disimulada incomodidad.

Fiabilidad máxima
En el subconsciente se esconde una hipótesis tan improbable como temida: la posibilidad de que una avería nos mantenga encerrados durante un buen rato, bien solos (malo) o acompañados, lo que puede ser peor o un alivio en función de quien se encuentre a nuestro lado. Y todo ello, aun siendo conscientes de que se trata de una hipótesis casi imposible dada la fiabilidad de los ascensores.
Porque la estadística no engaña: el ascensor es uno de los instrumentos mecánicos más fiables que existen y la siniestralidad en los mismos está por debajo de lo ínfimo en términos estadísticos. Más de cien mil millones de trayectos y arriba y abajo cada día sin incidencia alguna. Desde luego mucho más seguro que las escaleras mecánicas y, claro está, también que caminar por las calles.
Esto puede tener que ver con otra reacción instintiva que nos invade al subir un ascensor: no somos dueños de nuestro espacio. Eso es algo que nos ampara: sentirnos propietarios del lugar que pisamos, sea nuestra casa, el lugar de trabajo e incluso la vía pública, en la que, por lo general, hay sitio para todos los paseantes. Pero el ascensor nos corta la retirada, o sea, nos quita poder.
Algunas recomendaciones
Sea como fuere, las reglas a la hora de subir a un ascensor tampoco están definitivamente claras para muchas personas. ¿Se supone que debes sostener la puerta? ¿Deberías hablar con otros pasajeros o, por el contrario no establecer contacto visual alguno? Para muchos, entrar en la cabina del elevador puede ser una situación estresante, debido a la claustrofobia, el miedo a las alturas y la ansiedad social.
Vamos a explicar algunas pautas elementales sobre cómo comportarse en esa circunstancia. Son reglas muy elementales asociadas, por encima de todo, a la educación y el sentido común.

 
Esperar lejos de la puerta, a la derecha
Es recomendable pararse a la derecha mientras se espera la apertura de las puertas del ascensor. Mientras se espera, es mejor mantenerse alejado de las puertas. Alguien puede estar saliendo en este piso, y, como se suele decir en lenguaje coloquial; “antes de entrar, dejen salir”. S nos mantenemos ahí, facilitaremos la salida de las personas que se apean del elevador en la misma planta. Esperemos a que todas las personas que pretenden abandonar la cabina lo hagan antes de entrar. Esto nos puede parecer elemental, pero en la práctica no lo es tanto.
Cuándo sostener la puerta y cuándo no
La respuesta a esta pregunta, cuándo hay que mantener abierta la puerta y cuándo no, tiene que ver con el número de personas que ocupen el habitáculo. Como recomendación general, no aconsejamos sostener la puerta si está en un ascensor lleno de personas, porque retrasará el trayecto en el empeño, bastante complicado, por cierto, de meter a un ocupante más en un espacio de por sí ya repleto. Por el contrario, si somos el único ocupante del elevador, es una buena regla de educación facilitar el acceso de otros ocupantes.

En un ascensor lleno, mejor no
No tratemos de meternos de forma brusca en un ascensor completo. Cuando las puertas del elevador se abren y vemos que está lleno, no intentemos ser esa desagradable persona que se mete en el elevador cuando simplemente no cabe. En esta tesitura, la resignación es nuestra aliada, así que esperemos pacientemente el próximo. Es una regla de cortesía elemental que, además, tampoco nos costará tanto tiempo.
El botón, sí cuando estamos cerca
¿Debemos pulsar nosotros los botones del ascensor a demanda de los demás ocupantes? Sí, cuando por nuestra ubicación en la cabina somos los más cercanos al dispositivo que activa el ascensor. Lo más correcto es esperar que cada ocupante pulse el botón del piso al que se dirige, pero esto no siempre es posible en función del número de ocupantes de la cabina y las dimensiones de la misma. Siempre podemos hacer ese favor a nuestros acompañantes. Si no podemos pulsar nosotros el botón, es correcto que otros lo hagan.

Mejor seguir hasta el fondo de la cabina
Una vez dentro del habitáculo, debemos ocupar el espacio libre siguiendo una norma básica: seguir hasta el fondo cuando el ascensor está vacío, es decir, movernos hasta la parte posterior de la cabina. Debemos quedarnos lo más alejados de la puerta si sabemos que seremos la última persona en salir. Si viajamos al piso superior del edificio, es mejor quedarse más lejos de las puertas. De esta manera, evitaremos incomodar a los demás. Y, por la misma razón, tendremos que evitar movernos demasiado dentro de la cabina.
Respetar la intimidad ajena
Somos animales sociales. Pero un ascensor puede resultar un espacio invasivo, porque es pequeño y pone en riesgo nuestra intimidad. Quizá tengamos la intención por establecer una charla con un desconocido que ocupa la misma cabina que nosotros. Pero puede que la otra persona no tenga interés alguno, cosa que percibiremos de inmediato. En ese caso, nunca hay que insistir.

Saldremos rápidamente
Cuando lleguemos a nuestro piso, salgamos rápidamente para que los que esperan subir puedan hacerlo. Sin embargo, no empujemos nuestro camino o golpeemos a la gente en el proceso. Si estamos en la parte de atrás, tendremos que anunciar que nuestro piso es el siguiente a medida que se aproxima.

Cómo andar por la calle de forma correcta

Muchos son los pequeños y los mayores que nos encontramos por la calle y que se hacen dueños de ella como si fuera de su propiedad. No respetan a los viandantes ni mantienen la compostura cuando caminan por las aceras. Lo que es peor, algunas veces, lo hacen aunque vayan acompañados de sus padres, y éstos no les llaman la atención por tal motivo.
Qué podemos esperar de unos niños así en el futuro. La culpa no es de los niños que actúan como tal, sino de sus padres que no les enseñan a "circular" por las aceras; aunque parece sencillo andar por la acera tiene sus normas, y muchos de nosotros las hemos olvidado.

Reglas a tener en cuenta cuando caminamos por la calle

Vamos a ver las principales normas, o consejos a seguir como viandantes, tanto para los mayores como para los niños:
1.- Siempre debemos caminar por la derecha y lo más pegados a la pared posible. Es decir, debemos caminar por el lado interior de la acera, por nuestra derecha.
2.- Si enfrente viene una persona mayor o alguien cargado, podemos ceder nuestra derecha y desplazarnos a nuestra izquierda.
3.- Como excepción diremos, que si no hay aceras (por ser un descampado, vivir en un pueblo o urbanización sin aceras, etcétera) entonces debemos caminar por nuestra izquierda, viendo venir los coches u otros vehículos de frente.
Andar por la calle. Cuida tus modales. Respeto a los demás.
Imagen Protocolo & Etiqueta. Andar por la calle. Cuida tus modales. Respeto a los demás.
4.- Si viene alguien de frente hacia nosotros, debemos mantener nuestro sitio, la derecha y esa persona deberá tomar nuestra izquierda, es decir, su derecha (lado exterior de la acera).

6.-
 Tampoco debemos ir jugando y corriendo, con el consiguiente peligro de dar un empujón e incluso tirar a alguna persona al suelo. Tampoco ir jugando con el balón, lanzando cosas o juegos similares.5.- Si nos encontramos con amigos o familiares no debemos pararnos y ocupar toda la acera. Trataremos de retirarnos a un sitio más apartado donde no estorbemos al resto de viandantes.
7.- Al tropezar con alguien, lo primero que debemos pedir son disculpas por ello.
8.- Si vamos acompañados y se paran nuestros padres o mayores con otras personas, debemos estar quietos y no andar corriendo y revoloteando a su alrededor.
9.- Cuando vamos andando debemos comportarnos de forma correcta y no hacer cosas tales como: dar patadas a las papeleras o señales, pintar en paredes, autobuses, etc., escupir en el suelo, dar voces, tirar papeles u otros objetos al suelo, insultar o meterse con la gente, subirse con los pies en los bancos para sentarse, etc. Hay que evitar estos comportamientos tan poco educados.
10.- No debemos olvidar estos dos puntos fundamentales de todo lo dicho anteriormente: Respeto a las personas y a las cosas. Hay que tener un comportamiento digno de una persona bien educada y civilizada.